La CONCACAF se arriesgó innecesariamente. Ahora tienen un problema serio.

Una banda de guerrilleros con armas largas interceptó la guagua en la que viajaba la selección de fútbol de Belice a su llegada a Haití, a donde llegaron para un partido FIFA eliminatorio para el Mundial Catar 2022.

Según la agencia de noticias EFE, los policías que escoltaban al equipo tuvieron que negociar con la banda armada para poder continuar su trayecto desde el aeropuerto hacia el hotel en la capital haitiana.

A pesar de ser escoltados por cuatro policías, la guagua del equipo de Belice fue detenida por el alboroto de insurgentes con rifles de asalto en motocicletas, forzando a la escolta policial a negociar con ellos para que el autobús del equipo continuase su viaje al hotel, describió EFE.

El partido está señalado para este jueves en el estadio Sylvio Cator de Puerto Príncipe, y corresponde a la primera jornada del Grupo E de las eliminatorias mundialistas.

Haití atraviesa una fuerte racha de inseguridad debido a la acción de numerosas guerrillas armadas que, según EFE son responsables de secuestros que se registran a diario en la zona metropolitana de Puerto Príncipe.

Entonces, ¿Por qué la CONCACAF se tomó el riesgo innecesario de insistir en jugar ahí? No aprenden. Hace tres años, un torneo U-17 femenino tuvo que ser cancelado a mitad de jornada en Managua, Nicaragua, por serios disturbios. Puerto Rico fue una de las delegaciones que vivió la pesadilla de tratar de salir de allí. En aquella ocasión también ya había problemas de seguridad previo a la fecha del evento.

Es como si la gente de la CONCACAF estuvieran enajenados de lo que acontece social y políticamente en los países sedes de sus torneos. Son malos ratos que se pueden evitar.

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