Crónica sobre Julen Lopetegui y su mal año...

Era junio de 2018, mes y año de mundial de fútbol, hace no tanto tiempo de esa fecha y la España de Julen Lopetegui llegaba con etiqueta de favorita. Y más favorita no podía ser, si bajo el mando de Julen, no perdieron un solo partido por dos años. O sea, toda las eliminatorias invictos, más jugando y dando buenas sensaciones. Así era el equipo de la roja que dirigía Lopetegui hace 5 meses.

De una noche a otra, el sol le brilló demasiado al dirigente español, que en plena concentración mundialista de España se concentró en negociar un contrato con el Real Madrid. Dos días antes de su primer partido en el mundial de Rusia para ser extremadamente exactos, Lopetegui, acepta el cargo del nuevo entrenador del Real Madrid CF.

Con eso daba signos de distracción a una selección que necesitaba plena visualización en sus objetivos de ganar el mundial. Para ganar una competencia de semejante calibre necesitas máxima fijación en los detalles y evitar ciertos tipos de distracciones. Ahí pecó Julen. Antes que se filtrara la decisión de Lopetegui de dejar la selección cuando acabara el mundial, el mismo dirigente lo informó a sus directivos y a sus jugadores. No es un pecado cambiar de trabajo, sin embargo existen formas de realizar los movimientos. Y más en un país como España que está polarizado en dos bloques de fútbol: O eres del Madrid o eres del Barça.

Ya sabrán la que se lió en la prensa española cuando se supo que el dirigente de España (favorita a ganar el torneo) sería luego del mundial dirigente del Madrid. Una hecatombe, en plena semana que enfrentaban a Portugal en primera ronda y primera fecha. Con esa acertada y a la vez equivocada decisión de Julen Lopetegui comenzó su vía crucis.

Rápidamente, luego de su decisión de entrenar al Real Madrid, fue despedido sin ni siquiera dirigir un partido en el mundial. Lo saquearon repentinamente sin mediar consecuencias y estando ya en Rusia en el hotel de la selección. "Debes hacer las cosas bien, aunque a veces salgan mal". Y Lopetegui hizo exactamente lo contrario, las hizo mal, esperando que salieran bien.

Ahora, el destino le llevó a Madrid a ser lo que siempre quiso ser, el entrenador en jefe de su club de antaño. Llegó con adjetivos muy positivos, con cierta grandeza de gran estratega y con el apoyo de todos los internacionales españoles que militaban en el Madrid. Tan gigante fue la expectativa que acabó en un rotundo fracaso. Los resultados nunca llegaron, ni en pretemporada ni en temporada regular.

Comenzó perdiendo la Super Copa ee Europa ante su vecino y archi-rival Atlético de Madrid. Para continuar la osadía ayer en Barcelona protagonizó una de las peores humillaciones de la última década en un clásico perdiendo 5-1 en el Camp Nou. En fin, hoy, ha sido despedido de su cargo de entrenador. Con él, el Madrid queda noveno en la liga española a siete puntos del líder. Se ha ido dejando a un equipo roto tácticamente y ni hablar del estado físico del equipo.

Las decisiones te condenan o te exoneran, nunca se toman en vano. Para Lopetegui el haber soñado de más le costó su futuro como entrenador. Lo obligó a unas vacaciones forzadas, fuera de los banquillos. En un año que pudo haber sido campeón del mundo, campeón de España o campeón de la Champions, ha pasado al desempleo y de la peor manera posible. ¿Decisiones o prioridades?

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