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miércoles, 21 de octubre del 2015
Cuando el boxeo no entretiene y asusta
La reciente noticia acerca de las repercusiones adversas al estado de salud del pugilista boricua Prichard Colón mantiene a Puerto Rico en un estado de alerta. No es para menos; acaba de sufrir una de las lesiones más temidas en el deporte del boxeo.

Mientras la isla se mantiene en oración por su pronta recuperación, nos preguntamos hasta qué punto vale la pena promocionar un deporte que produce efectos tan nefastos en una minoría de sus atletas. El boxeo no se encuentra solo en esta disyuntiva médica y moral. Con el advenimiento de disciplinas como el Mixed Martial Arts (MMA por sus siglas en inglés), tal parece que hemos aceptado que sencillamente, para toda empresa en la vida, existen riesgos y consecuencias. Mi meta con este artículo no es cambiar reglas o eliminar del panorama un deporte; es presentar evidencias y datos objetivos pero reales.

Entre las patologías más temidas en este deporte se encuentra las hemorragias subdúrales, condición desarrollada por nuestro boxeador boricua. Estás hemorragias se desarrollan ante traumas agudos o repetitivos al cerebro y eventualmente desembocan en laceraciones a vasos sanguíneos dentro del cráneo. Esta acumulación de sangre produce un efecto de masa sobre el cerebro, desplazando la masa cefálica y alterando significativamente la función cerebral y vital. Las repercusiones de tal patología dependerán del tamaño del sangrado, cuán rápido sea detectado y tratado. En ocasiones, el sangrado puede ser pequeño y no requiere intervención quirúrgica. En el caso de Colón, su lesión era grande, por lo que su condición deterioró rápidamente y requirio ser operado.

Hemorragia subdural sufrida por #PrichardColon

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Existen otros tipos de sangrados intracraneales a raíz del trauma. Los sangrados epidurales son menos comunes, pero mucho más letales. La gran diferencia entre ambos es cual componentes del sistema circulatorio se ve afectado: arterias o venas.

En el caso de hematomas subdúrales, como la sufrida por Prichard, la laceración es en las venas. Estás no producen tanta presión como las arterias, por lo que la acumulación de sangre tiende a ser más insidiosa. Este fenómeno es más común en ancianos con traumas a la cabeza. Con el avance de la edad, la masa cefálica tiende a disminuir, creando suficiente espacio entre el cráneo y el cerebro. La acumulación de sangre puede tardar días antes de tener un efecto compresivo en el cerebro y presentar deterioro neurológico. Este fenómeno no aplica a atletas jóvenes. El espacio entre la masa cefálica el cráneo es muy pequeño, por lo que el efecto compresivo de la sangre ante esta lesión es más súbito.

Entendiendo que el 70 % de los golpes entre contrincantes que se enfrentan en un cuadrilátero van dirigidos hacia la cabeza, es inevitable que un porcentaje bajo (5-6%), pero significativo, desarrollará este cuadro clínico tan temido. No creo que exista una respuesta pronta a esta disyuntiva entre las posibles repercusiones adversas a la salud ante la naturaleza violenta de este deporte versus la pasión que genera en sus aficionados y la gran maquinaria económica que mueve su industria. Aquí están los datos, usted decida.

William Félix, MD es especialista certificado en medicina de emergencia y deportiva. Actualmente labora en Florida Hospital Health Park Lake Nona y como consultor médico para la NBA. Para mayor información, comuníquese al (407) 930-7800 o acceda a http://www.sportsmedicinelakenona.com




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