Nunca es saludable para una liga que, entre los temas tocados como controversiales preferidos, aparezca entre ellos el del arbitraje. Tal caso, ocurre con demasiada frecuencia en las cancha del BSN. La inconsistencia en nuestros árbitros es una realidad latente, que no debe ocurrir pero que ocurre. Los tipos de arbitraje siempre en todas las ligas del planeta son diferentes, se conceden distintos conceptos e interpretan las reglas según piensen, sin embargo hay algo que no puedes negociar: La consistencia.

Para ser más concisos e ir directos al ejemplo, basta con observar el pasado juego de desempate entre Arecibo y Fajardo. Estos dos equipos lograron exhibir un clásico de baloncesto el pasado martes. Fue espectacular, ver a Carlos Arroyo versus David Huertas dejarlo todo en cancha. Sin embargo, la nota que siempre desentona es el arbitraje. No se puede ser tan incoherente y tan desconectado de la realidad de un gran partido. El protagonismo es absoultamente de los jugadores, jamás de los árbitros. Nuestra liga como siempre, no corrige lo que se nota desde cualquier ángulo . Un arbitraje, no digno de un juego de la magnitud de lo que se jugaba esa noche. Y no solo ocurre en ese partido, sino que sucede en cada una de las canchas alrededor de Puerto Rico.

Lo peor que tiene un cuerpo de árbitros es ser inconsistente, porque puedes tener siempre tu visión de observar las jugadas, más nunca tal inconsistencia. ¡Enhorabuena! al BSN, por seguir permitiendo que en plena postemporada ocurran este tipo de secuencias.

Por eso pregunto, ¿Qué pito toca el que pita el pito?

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