VOLLEYBALL JUVENILES

jueves, 03 de septiembre del 2015
Diferencias que hacen la diferencia
El artículo anterior de #SinFiltro, mencionamos la masacre de juegos y lesiones que hay para los jugadore(a)s de voleibol a nivel escolar. Existe una gran diferencia entre lo que es JUEGO y DEPORTE.

En un escrito publicado en Primera Hora en el año 2009, por quien fuera dirigente de las selecciones nacionales, Carlos Cardona, se establece las diferencias existentes entre deporte y juego:

"El deporte es una actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.
Los beneficios que aporta la práctica deportiva son innumerables: mejora la condición física a partir del desarrollo muscular y cardiovascular, mejora la postura, en ocasiones detecta de manera temprana alguna anomalía funcional o estructural, ayuda a sociabilizar, fortalece la actitud positiva frente a las dificultades, enseña normas de comportamiento, respeto y disciplina, etc.

El juego es una actividad recreativa sometida a reglas, en la cual se gana o se pierde.
Los beneficios que aporta el juego son limitados a aspectos recreativos.
A partir de los significados de estas palabras se puede interpretar que jugar no es lo mismo que hacer deporte y que la diferencia sustancial está en el entrenamiento; por lo tanto, jugar sin entrenar no es hacer deporte.

El entrenamiento es la preparación de un equipo o una persona para una competencia.
La organización de una competencia deportiva necesita de una adecuada programación, donde se contemplen los días de juego, descanso y entrenamiento.

El voleibol es uno de los deportes más practicado en las escuelas, colegios y clubes de todo el mundo y Puerto Rico no es una excepción, tiene una gran variedad de torneos colegiales, universitarios y dos ligas profesionales.
Estas competencias, en mi opinión, suman un número exagerado de partidos en relación al tiempo de entrenamiento y al descanso.

Cuando la programación no deja espacio al entrenamiento, entonces el deporte se transforma en un juego sin preparación, con acciones de menor calidad y una inevitable dependencia de las individualidades sobresalientes; Un panorama que sin duda atenta contra el espectáculo y el crecimiento de los más jóvenes (que entre otros males estarán mecanizando errores en lugar de corregirlos).

Cuando la programación no deja espacio al descanso pone a riesgo la integridad física de todos los jugadores, pues favorece la aparición de lesiones por estrés.

Mi preocupación es clara, los jugadores necesitan jugar menos y prepararse mejor.

Las instituciones que organizan los torneos deben pensar más en el desarrollo y la integridad de los jugadores, encontrar un justo equilibrio de intereses y entender que el fin no justifica los medios, si el costo de la inversión tiene un valor mayor al premio alcanzado.

Un jugador, su integridad y su futuro, valen siempre más que un campeonato".

- Prof. Carlos D. Cardona

Reforzada aquí, debidamente y con la autoridad de uno que tiene los galones, mi teoría expuesta en la columna anterior.
#SinFiltro
Glory Ortega




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