A quién no le gusta guiar, ser el que decide para dónde y por dónde se transita? En el deporte es igual.

En Puerto Rico, los equipos del Baloncesto Superior Nacional le proveen transportación a sus jugadores invitados. Pero esa transportación no es en guagua. Le ponen autos alquilados en las manos. Y no sólo a los importados. A muchos de los jugadores tienen que proveerle auto, por exigencia de su contrato.

Recuerdo cuando en tiempos pasados, los equipos tenían unas guaguas, no muy cómodas por cierto, en las que iba el equipo completo a las canchas. Recientemente, los Cangrejeros de Santurce tenían una guagua a todo lujo, pero habían jugadores que se negaban a usarla, por diversas razones.

Se puede entender que los jugadores prefieran ir en su auto a los juegos: comodidad, privacidad y poder decisional de a dónde se va después del juego. Pero, dónde queda la seguridad del jugador?

La noche del lunes, el jugador más valioso de los Caciques de Humacao, Brandon Costner, se vio involucrado en un accidente de tránsito camino a la Chavalillo Delgado de Aguada. Según reportes, el auto en el que viajaba Costner fue impactado por la parte trasera, sufriendo contusiones que le imposibilitaron ver acción en el encuentro. La ausencia de Costner fue sentida por los Caciques, que perdieron el juego y cayeron abajo en la serie 2 a 1.

Los jugadores, al igual que el resto de los automovilistas, se exponen a múltiples situaciones en las carreteras del país, no solamente accidentes. Estos jugadores salen tarde de las canchas, cansados, entran a comer, y están expuestos a ser asaltados o enfrentarse con algún fanático imprudente.

Pienso que es hora de que se regrese a la uniformidad de viajar en equipo, en transporte provisto por el equipo, pero para todos. Es cuestión de seguridad. Total como en el resto de las ligas profesionales del mundo donde los jugadores van en autobuses juntos. Ninguno se queja. ¿Por qué aquí hay que rendirle pleitesías?