OLIMPISMO RíO 2016

jueves, 11 de agosto del 2016
Lo correcto y lo irresponsable
Cuando comienzan eventos deportivos internacionales, siempre surgen controversias en las delegaciones. En Olimpiadas todo se magnifica. La delegación de Puerto Rico no ha estado exenta de dichas controversias, a pesar de que se han logrado mantener con un perfil bajo. Agraciadamente, las controversias de la delegación puertorriqueña, al momento, no tienen que ver con circunstancias negativas, ilegales ni inmorales.

De las que se sabe, un nadador que estaba supuesto a representarnos en los 50 metros libres, fue declarado inelegible por incumplir con el requisito de residencia de al menos 1 año en suelo borincano. Curioso que la Federación de Natación y el Comité Olímpico presentaran a este atleta, cuando debieron saber que no era elegible.

El otro caso que trascendió, primero por las redes sociales, y ahora, mediante un artículo de relaciones públicas, es el de la central de la Selección Femenina de Volibol, Diana Reyes. Como habrán leído, Reyes está en estado de gestación, y según ella misma confirmara, se enteró previo a viajar a Río de Janeiro. Según su relato, dos días previo al viaje, sufrió un accidente automovilístico, y acudió a una institución hospitalaria. Citando textualmente a Reyes: “Cuando fui al hospital, me dicen que nos fuéramos a la segura (de si estaba embarazada o no), porque me tenían que sacar placas y todo”, relató Reyes. “Ahí me dicen: ‘Estás embarazada’”.

Ya en Río de Janeiro, Diana le cuenta al técnico nacional, Juan Carlos Núñez sobre el embarazo, y éste le dice que se lo informe al resto de las jugadoras, las que tomaron la noticia positivamente. Hay que destacar que Núñez dijo que aun sabiendo del embarazo previamente se la hubiera llevado comoquiera, despachando los argumentos de que pudieron haberse llevado a Shirley Ferrer o a Paulina Prieto Cerame. Eso es tema para otra columna.

Finaliza diciendo Diana Reyes: “No me arrepiento (de venir), ni el zika me iba a detener”, afirmó la jugadora. “Estoy bien consciente de que tengo que echarme (repelente). Estoy dándolo todo (en la cancha) y el día que tenga la oportunidad, ahí voy a estar para jugar”. Y aquí es que discrepamos.

En nuestra opinión, la forma en que Diana Reyes manejó la situación no fue egoísta (la oportunidad de ir a una Olimpiada no se da todos los días), aunque ciertamente debió haber puesto la decisión en manos del cuerpo técnico. Su proceder fue irresponsable. Me explico. Es harto conocido hace mucho más de seis meses del Zika, sus peligros a las mujeres embarazadas y a sus criaturas. Vinculan el Zika con la microcefalia, una condición que afecta a los recién nacidos.

Por el Zika se bajaron muchos atletas del avión, jugadores de golf, jugadores de la NBA, y muchos más. Ha sido documentado que Brasil es uno de los países donde más riesgo existe de contraer la enfermedad mediante la picada del mosquito. Es por ello que entiendo que Diana fue irresponsable, porque ciertamente está poniendo la salud de su criatura en riesgo. No basta con bañarse en repelente y cubrirse de pies a cabeza, el riesgo de ser contagiado es alto.

Este caso de Diana Reyes debe servir de experiencia al Comité Olímpico y/o a las Federaciones a la hora de prepararse para un evento internacional. Antes de que levanten la bandera del prejuicio, sepan que a lo que me refiero es que hay que tomar unas precauciones.

Para el año 2011, la Selección Nacional de Baloncesto Masculino disputó el pre-olímpico. En el mismo, Alejandro "Bimbo" Carmona estaba teniendo una destacada actuación, siendo uno de los cañones ofensivos de los 12 magníficos. De momento, a Bimbo lo sentaron y enviaron de vuelta a la isla. Luego trascendió que Carmona había fallado un control de dopaje. Esa mala experiencia le sirvió de ejemplo a la Federación, la que ahora les hace pruebas a los seleccionados antes de partir de Puerto Rico. Se rumora que eso fue lo que dejó fuera del Repechaje Olímpico a Mike Rosaro, luego de ser parte del equipo que ganó la medalla de oro en Panamá.

Igual que como hacen con los dopajes, pueden hacer con los embarazos. Nada impide que el COPUR y/o las Federaciones le soliciten a sus atletas que se sometan a pruebas de embarazo. Y no, no es para crucificarlas ni para excluirlas, es para protegerlas. De hecho, la información ni debe salir a la luz pública en caso de un positivo. La decisión final de si la atleta viaja es de la atleta. Ciertamente una mujer embarazada puede participar activamente de una disciplina, como fue el caso de la volibolista de arena americana, que ganó medalla de oro con 5 semanas de embarazo.

El COPUR y/o las Federaciones deben ser también pro activos con sus atletas en brindarle orientación sexual. Los embarazos no son el único riesgo, las enfermedades de transmisión sexual es algo serio. Por algo en las Olimpiadas están repartiendo gratuitamente profilácticos en la Villa Olímpica. Las relaciones sexuales es algo normal en los seres humanos. Nadie pretende decirle a los atletas que tienen que abstenerse. Es su vida y la decisión es propia. Pero lo menos que puede hacer el ente rector del deporte puertorriqueño es brindarle las herramientas para que estén alertas e informados. Y con las pruebas de embarazo, podrían alertar a una atleta para que tome la mejor decisión con relación al futuro de su bebé.

Tal proceder es lo correcto. Ignorar la realidad es irresponsable, de parte y parte.




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