Un verdadero monólogo fue lo que se observó el sábado por la noche en la esperadísima unificación de peso welter, entre Keith Thurman y Danny García. Había dos boxeadores en el cuadrilátero pero solo uno estaba boxeando, el otro se dedicaba a lanzar golpes con poca eficiencia y viendo como la pelea se le iba de las manos, sin nisiquiera cambiar el estilo.

Esa fue la dinámica de la noche, un agresor y un agredido. De verdad que no se entiende por qué Danny García no fue más activo la noche del sábado. Sin embargo vimos a un Keith Thurman progresivo, con un plan muy bien trazado y sin despeinarse dominó a placer. Incluso pudo darse el lujo de irse a practicar atletismo por tres asaltos y aún así los jueces no le penalizaron. La diferencia fue tal que haciendo eso ganó la pelea con claridad. Así de poca convincente fue la noche de Danny García. Un boxeador invicto, campeón en dos categorías no puede lucir tan vulnerable.

La culpa total debe ser del plan de García. Ya no es posible en el boxeo solo llevar un plan, tienes que estar preparado para ajustar. Eso fue todo lo contrario que se hacía en la esquina de Danny. Tenía que ser más agresivo, aunque Thurman era demasiado de rápido para él, tenía que intentarlo. El no intento le costó todo, su título y mucho dinero que ahora le darán a Thurman en grandes peleas de los welter. O tal vez estamos siendo optimistas con Danny, puede ser que no tiene la técnica suficiente para detener a boxeadores que son más técnicos que él. Simplemente ganó otra vez la técnica sobre la potencia, eso es todo. En esos lugares de la técnica hay boxeadores que no deben meterse.