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martes, 29 de diciembre del 2015
Un cuerpito así, sin pasar hambre en Navidad
Con la temporada navideña ya aquí, nuestro paladar hispano se activa ante la riqueza de sabores que acompañan nuestras tradiciones. Es un tiempo para olvidar los rigores que a diario muchos nos imponemos en contar cada caloría que entra a nuestro cuerpo y sucumbir a la emoción colectiva de disfrutar y comer.Para mí es la catarsis que por todo un año espero; la merecida indulgencia ante un largo periodo de sacrificio. Y después de las Navidades, la dura realidad y la culpa que motiva el comienzo de la penitencia anual y abstinencia gustativa. Ante este panorama me pregunto ¿existe tal penitencia?

Existe un dicho que dice que “somos lo que comemos”; y qué afirmación tan real transmiten esas cuatro palabras. Es inhumano pensar que como personas tratando de vivir de forma saludable, tengamos que sufrir tanto, y hasta pasar hambre, para mantener una apariencia decente. Tal vez si intercambiamos términos y modificamos la forma de ver esta ‘penitencia’ como una rutina necesaria, complementándola con un poco de sabiduría y conocimiento y sobre todo ¡sin pasar hambre!, tal vez no sea tan malo.

Comer poco pero comer más

Nuestro cuerpo está diseñado para optimizar cada nutriente que comemos, por ello NO necesita cantidades enormes para mantener su funcionamiento. Hay una razón lógica por la cual nuestros intestinos son tan largos, cada pulgada cuenta en el proceso de absorción. Aprovechando este principio, hace sentido suplir a los intestinos alimentos de forma continua y en pequeñas cantidades.

Con esto se conquistan tres grandes obstáculos que se presentan a la hora de perder peso y mantener una figura esbelta: no pasar hambre, incrementar el metabolismo al mantener el cuerpo en constante trabajo degradando la infusión continua de alimentos y al final cambiar la ‘penalidad’ por una rutina. El gran secreto detrás de este régimen: controlar el tamaño de las porciones.

El doctor recomienda…

He aquí mi sugerencia profesional: imagina las porciones provistas en las cajitas congeladas de “Lean Cusines”, por ejemplo. Estas cantidades son ideales para suplir la demanda calórica por un periodo de 2-3 horas. Las raciones de desayuno, almuerzo y cena deben ser de este tamaño, no mayores. Ante la posibilidad del hambre que puede surgir entre estos periodos, recomiendo meriendas altas en proteínas o carbohidratos complejos (manzanas, ciruelas, yogurt etc), alternados en intervalos fijos. En fin, comer porciones pequeñas cada 2 horas durante el día es la mejor opción para un régimen de dieta saludable, mantenido no solo para perder las libras extras, sino para perpetuar el peso ideal. No es necesario privarse de una hamburguesa o pedazo de pizza siempre y cuando la porción sea correcta y su frecuencia sea mínima.

Un régimen de ejercicios diarios es vital para complementar la dieta; lo recomendable es 60 minutos al día de actividad cardiovascular continua. Esta actividad puede variar y ser tan sencilla como caminar, el uso de la bicicleta o elíptica entre otras modalidades de bajo impacto. Tomar agua de forma recurrente no sólo mantiene un nivel de hidratación óptimo, también puede suprimir temporeramente el deseo repentino de comer.

Después de todo, no hay un producto mágico que automáticamente elimine las libras demás y perpetúen estos resultados de forma saludable. La ecuación para el éxito no es tan compleja; así que ahorra tu dinero, sé sabia y disciplinada. ¡Para de sufrir!

William Félix, MD es especialista certificado en medicina de emergencia y deportiva. Actualmente labora en Florida Hospital Health Park Lake Nona y como consultor médico para la NBA. Para mayor información, comuníquese al (407) 930-7800 o acceda a http://www.sportsmedicinelakenona.com




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