VOLLEYBALL SUPERIOR MASCULINO

martes, 25 de agosto del 2015
¿Salvará a la liga el Jiqui, jiqui y el Ñaqui, ñaqui?
La temporada 2015 de la Liga de Voleibol Superior Nacional Masculina es una muy especial. No es para menos, pues los pilares históricos de la liga regresan luego de haber recesado.

Los Changos de Naranjito y los Plataneros de Corozal le devuelven el voleibol a la montaña. Resulta curioso que las dos franquicias con mayor trayectoria y con mayor éxito en el país tuvieran que enfrentarse a la dura realidad de solicitar una dispensa durante la pasada temporada. Y es que, entre ambos equipos acumulan 32 de los 55 cetros que se han disputado en la historia del torneo. Ante una historia gloriosa es inevitable preguntarse qué los llevó a esa posición.

Naranjito es un equipo que no había tenido temporada de vacas flacas en cuanto a campeonatos se refiere. El último campeonato que conquistaron en el 2007 era el quinto que conseguían en línea. Luego de esto vino la maldición del calendario, ya que los cañones fuertes del equipo en aquel entonces, Vitito Rivera, Chiqui Bird y Angel Pérez, habían logrado firmar contratos en las mejores ligas europeas y no podían reportarse con el sexteto naranjiteño para jugar en el torneo superior.

La fanaticada no respondía bien ante la ausencia de los nativos y prueba de eso lo fue la temporada 2007, que aún ganando el campeonato, no se vieron los coliseos abarrotados como en otros años. El fanático Chango quería ver a los suyos en cancha. Eso de ver un cuadro de importados le restaba emoción. La ausencia de los nativos dio pasó el desmantelamiento del equipo. Sucedió algo tan inconcebible como ver a Feñito Rodríguez y Vitito Rivera vistiendo camisetas que no eran de Naranjito. Y así fue como se desvanecieron los años de gloria del equipo más ganador de Puerto Rico. Jugadores y entrenadores se unieron en un último intento por rescatar el espíritu chango, pero no se dio. La ferviente fanaticada naranjiteña perdió la ilusión y el "Ñaqui ñaqui" se dejó de escuchar en la montaña.

Por su parte, Corozal aprovechó la debacle de sus eternos rivales y vecinos para colarse en la final del 2008 al 2010, ganando las primeras dos luego de 21 años sin acariciar un cetro. Todo iba bien, pero la situación económica apretaba y franquicias como Arecibo y Guaynabo complicaban el mercado para poder armar plantillas competitivas con un presupuesto limitado. Y fue así que el otro grito de guerra que se oía en la montaña, el "Jiqui jiqui" quedaba silenciado.

El receso de franquicias es algo común en todos los deportes. Sin embargo, la debacle y el eventual receso de estas dos franquicias históricas tuvieron un efecto bastante nefasto en el torneo. Pareciera que el receso de Naranjito y Corozal son el reflejo de la liga, una liga que no atrae ni una tercera parte de la gente que traía a principios de la década pasada.Cuando vemos un coliseo como el Petaca Iguina vacío en plena serie final nos hace añorar ver el Roberto Clemente lleno a capacidad en las 7 finales que disputaron allí los Changos como locales.

El voleibol es el deporte rey en la montaña, y ver como al sacar el voleibol hacia las ciudades no ha tenido buenos resultados lo confirma. El voleibol tiene un arraigo de pueblo muy similar al del béisbol aquí en la isla. Vemos como la Liga Invernal se juega en estadios vacíos mientras que en los juegos de Doble A no cabe un alma más. ¿La razón? A la gente le gusta ver jugar a los que conoce, a los del barrio, a los suyos. En voleibol, y principalmente en Corozal y Naranjito, se daba esa magia. El desarrollo en categorías menores en la zona interior del país siempre ha sido bueno, y de ahí se nutrían estas dos franquicias. Nada como tener jugadores elite nacidos y criados en el mismo pueblo como para atraer a sus compueblanos. Los juegos pasan a ser eventos imperdibles y el orgullo por el equipo del pueblo es palpable. Es así como se explica el éxito que tuvieron estas franquicias a pesar de ser de pueblos pobres y de recursos limitados.

El 2015 podría ser el resurgir del voleibol gracias al regreso de estas dos importantes franquicias. En verano vimos como miles de fanáticos se movilizaron para seguir a estos equipos en la Liga Puertorriqueña, la montaña reclamaba a gritos el voleibol. Esa movilización no se veía hace años, y si alguien podía conseguirla era Naranjito y Corozal. Un buen desempeño de estos dos equipos podría traducirse en beneficios para todos los sextetos cuando los tengan de visitantes y para atraer a las masas en general. Porque aunque uno no apoyase a ninguno de los dos, ver un "Duelo de la Montaña" emocionaba y dejaba con ganas de ir a la primera cancha que se encontrara.

El voleibol necesita esa pasión de antaño, esa "fiebre que no se quita" para volver al 'mainstream' deportivo en Puerto Rico. Ojalá que la reincorporación de estos equipos, y el de los Caribes de San Sebastián, encamine al deporte de la malla alta a mejores temporadas.




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