Stephanie Rivera Mercado lleva nueve años de lleno en el fútbol. De ellos, tres y medio han sido dedicados al arbitraje, una posición dentro del apasionado deporte que levanta expectativas por la fortaleza física y mental que se requiere ante todos los que componente el juego.

Sus primeros pasos por el deporte más popular del mundo los dio como jugadora. Estuvo presente en el momento que el fútbol fue transición de disciplina de exhibición a oficial en la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI). Dicha que celebra cada vez que va a ser árbitra de línea en la liga universitaria.

“Yo estuve jugando con Caribbean University cuando el deporte todavía era exhibición para el 2008-09. Fue una alegría bien grande cuando, luego, se hizo oficial. Eso hizo que, hoy, el nivel de las nenas vaya subiendo mucho más. Demasiado, demasiado, demasiado. Ese crecimiento se da más por la pasión que tienen ellas en la cancha, comparado con el de los varones”, indicó la egresada Gryphons de ingeniería de audio y programación musical.



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Su cambio de uniforme era obligatorio cuando fue reclutada por el árbitro Alex Sonni para “pitar en la liga”.

“Se acercaron a mí, me dijeron ‘tienes la actitud. Tú eres una chica fuerte, eso es lo que queremos para el arbitraje. No tenemos muchas mujeres’”, contó Stephanie, mientras jugada con un balón durante un partido de la LAI que visitó como espectadora.

Rompió el frío en futsal. Desde entonces ha estado pitando en la Liga de Desarrollo de Bayamón y la LAI, en ambas ramas. Su preferencia entre todas las disciplinas es el futsal por ser “rápida y dinámica”, en el campo escoge las categorías universitarias por ser físico y agresivo los encuentros.

Lo interesante de Stephanie es que todavía no se ha lanzado a ser árbitra principal. Según, la hija de papás deportistas posiblemente su miedo está en como controlar su coraje cuando le vayan a reclamar una jugada.

“Me pongo un poco nerviosa. Es mucha presión para el árbitro central. Para todo, el árbitro va a tener la culpa. Los que traen más la carga es al árbitro central. En ese renglón me pongo un poco nerviosa. Puede ser por la duda que tengo de cómo puedo controlar el coraje. Me ha pasado de asistente que los coaches vienen donde mí con mucho coraje a reclamarme, pero lo he podido controlar”, indicó la árbitra de línea.

“Pero, ya de central te tienes que concentrar tanto en el juego, que venga otro a desconcentrarse no la hace. En las categorías menores no pasa mucho, pero en superior o aquí (LAI) ellos se creen árbitros, el público también se cree que son árbitros y es otra cosa”, reflexionó la exmedio campista y delantera de la Caribbean.

Sobre lo más que le gusta del arbitraje, la joven árbitra destacó que educar es una de las cosas que más le gusta. Entiende que, además de poner orden en la cancha, se enseña a las jugadoras o jugadores y se protegen durante el partido.

Dentro de todo lo bueno que pueda regalarle el fútbol, Stephanie hizo un alto para expresar que el miedo más grande que tiene es que “me metan un puño. Me vengan a agredir. Me han mencionado desde la madre hasta lo peor que te puedas imaginar. De todo un poco me han dicho. Es parte del juego”.

Además de Stephanie, la LAI tiene activa a Ibel Díaz, quien se recupera de una lesión, y en el área oeste a Luz Mariana Moreno.

La árbitra completa junto a la única mujer en dirigir softbol femenino con la Universidad de Puerto Rico de Río Piedras, Lany Rivera, y la primera mujer en dirigir voleibol de playa en la UPR de Humacao, Clarisa Rosado, el trío de féminas admirables de la LAI en la Semana Internacional de la Mujer Trabajadora 2017.

FOTOS: Zacha Acosta