Existe una línea bien delgada para la selección de fútbol de Argentina entre lo que se puede considerar fracaso y lo que se puede entender como logro. Y es que esta generación de los gauchos lleva sobre casi una década buscando el ansiado título que les haga olvidar su sequía a nivel de selección. Porque bajo la lupa de algunos podría considerarse un logro haber llegado a dos finales súper importantes en los últimos dos años, como es la Copa del Mundo y la Copa América, pero eso no mueve la mente de los argentinos. Ellos están destinados a siempre querer ganar algo y por eso la mayoría piensa que llegar a finales y no ganarlas es un fracaso. Hay otros más optimistas que ven a esta generación como una batalladora de finales, aunque que la suerte y el juego le ha fallado en el más preciso momento.

Lo que ha logrado este grupo de jugadores comandados por Lionel Messi no ha sido grande porque no han ganado, pero sí ha sido importante. Los títulos los han acariciados sin poder acapararlos y llevarlos a Buenos Aires. Jugar dos finales al máximo nivel, más alcanzar el número 1 del Ránking FIFA, no es nada sencillo. Pero la prensa argentina y sus hinchas son exigentes y más cuando hace 30 años atrás, un pibe llamado Diego Armando Maradona los elevó al Nirvana, el estado de felicidad supremo, y le regaló a su afición la Copa del Mundo del año 1986. Por esos datos y recolecciones es que a la Argentina se le exige más y más.

Las decepciones futbolísticas en Argentina se lloran y se sienten en el alma, por ende este verano se está jugando la felicidad o la desquicie de todos los argentinos que añoran ver que su selección alza un título, y todo recae en la Copa América. Hace unos 365 días, en Chile, la Copa estaba casi en las vitrinas de la AFA pero una tanda de penales ortodoxos los dejó sin la gloria que le hubiese puesto una parada a la melancolía que no se quiere ir de la camiseta celeste. Este año tienen otra oportunidad, del cielo les llegó La Copa América Centenario, son claros favoritos para ganarla por su plantilla y porque Lionel Messi está ahí. Ellos saben que Messi le debe un regalo y hasta que La Pulga no les cumpla ellos no pararán de recriminarle. Tanto es la euforia que la selección completa se juró ante ellos que iban a dejar la vida si era necesaria para poder traer la Copa Centenario. Un símbolo de compromiso y unidad del equipo. Y es entendible ser favorito cuando tienes a Lionel Messi, Pipita Higüaín, Kun Agüero, Ángel Dí María, Ezequiel Lavezzi, Ever Banega, Nicolas Otamendi, Javier Pastore, entre otros.

Si hay algún equipo que necesita espiritualmente ganar este título es la Argentina, no se aguantan más fracasos, es ahora o nunca, es el momento de traer algo a casa, no hay espacio para segundos lugares y mucho menos para solo decir que fue una buena actuación. No por nada Gustavo Cerati llamó a Buenos Aires "La Ciudad De La Furia", allí respiran fútbol, allá no hay intermedios, las calles azules andan esperando por el desfile del campeón. Desde ya, hay carteles que se leen "La Copa América o El Fracaso".