BASKETBALL BSN

martes, 13 de septiembre del 2016
Buscando un punto medio
La desaparecida Asociación de Jugadores del Baloncesto Superior Nacional está intentando ser revivida por Carlos Rivera, armador de los Leones de Ponce, que funge como su presidente. Tradicionalmente, ha sido difícil aglutinar a los canasteros del país, por la razón que sea. Por ello es encomiable lo que Rivera está tratando de hacer, y esperamos que tenga éxito en sus gestiones.

Recientemente salió a relucir que los jugadores le han propuesto informalmente a los apoderados reducir el número de refuerzos de 3 a 2. En principio, los apoderados están de acuerdo, porque reconocen que 3 refuerzos es demasiado y no ha llenado las expectativas, aparte del gasto económico que representa para las franquicias. Los apoderados han manifestado que están dispuestos a considerar reducir el número de refuerzos, a cambio de que los jugadores acepten reducir el tope salarial por jugador. En nuestra opinión, la liga debería jugar con un sólo refuerzo, y que los equipos finalistas no tengan refuerzo.

Al menos hay buena apertura para alcanzar acuerdos entre las partes. Y aquí es que los jugadores tienen que pensar como personas de negocio. En la realidad histórica que se encuentra el país, y por ende, el baloncesto, no hay espacio para los contratos exagerados. Atrás quedaron aquéllos contratos como el de Kevin Hamilton con los Indios de Mayagüez (4 años y $600,000) y los contratos de Larry Ayuso, Peter John Ramos, Christian Dalmau y Javier Mojica, por mencionar algunos jugadores con contratos elevados.

Esos contratos exagerados son un espejismo, algo así como un oasis en un desierto. Me pregunto, de qué vale que firmes un contrato de $120,000 por temporada, si el apoderado no te va a poder pagar? No sería más sensato un contrato de, por ejemplo, $60,000 por temporada, y que los pagos no fallen? Tomen el ejemplo de Javier Mojica, que ha caído dos veces en la misma trampa, con Bayamón y Santurce.

En Puerto Rico, los canasteros pretenden contratos altísimos, sin embargo, van a otras ligas como Uruguay, Méjico, República Dominica, por mencionar algunas, y juegan por una tercera parte de lo que exigen aquí. Por eso no entendemos esa actitud de algunos jugadores. Claro, mientras hayan apoderados irresponsables que por vender auspicios y taquillas ofrezcan y se comprometan a esas cifras ridículas, los jugadores seguirán exigiendo.

Es tiempo que ambas partes pongan de su parte y cedan en sus posiciones por la estabilidad de la liga. El año que viene las aportaciones gubernamentales serán mínimas, si es que hay alguna. Las franquicias tendrán que ser más agresivas en la búsqueda de auspiciadores para poder correr la operación de sus equipos. Por ende, todos ganan si ponen de su parte. Como dijo Felo Rivera, apoderado de los Atenienses: "De qué vale lograr un contrato irreal si no te lo van a poder honrar?"

La liga tiene que ejercer presión en este asunto, su permanencia y estabilidad depende de ello. Ya que no son capaces de hacer valer sus reglamentos (siguen los incumplimientos y los reclamos de los jugadores caen en oídos sordos), fomenten una relación contractual real que pueda ser funcional, donde los incumplimientos de contrato sean mínimos.




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